Criptomonedas contra el cambio climático
Un posible futuro donde se monetizaría el cuidar nuestra biosfera
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El cambio climático ha generado ya efectos irreversibles, al menos durante siglos o milenios.
Ente las consecuencias directas, además de la subida de las temperaturas, podemos esperar fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. Algunos ya los estamos viviendo como olas de calor o lluvias torrenciales, pero otros están por venir y seguramente la realidad supere a la ficción, en este caso para mal.
Todo esto queda claro después de la publicación del informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) de este 2021.
En este informe, 234 científicos de todo el mundo comparten los resultados de revisar más de 13.000 artículos y referencias publicadas hasta la fecha, y aseguran de que no hay lugar a la duda: la humanidad la calentado la atmósfera, el océano y la tierra, y eso tiene consecuencias.
La concentración de dióxido de carbono de la actualidad es la concentración más alta que ha vivido la tierra en los últimos dos millones de años, y las de metano y óxido nitros no habían alcanzado estos niveles en los últimos 800.000 años.
Algunas simulaciones apuntan a que el calentamiento global hará subir el nivel de forma notable en las próximas décadas. Esto hará que la mitad del casco urbano de Dénia podría inundarse antes de 2050, o que en la actualidad el litoral de Barcelona esté perdiendo hasta un 85% de la arena de sus playas poniendo en riesgo su función protectora y recreativa.
Este tema preocupa, y mucho, pero resulta complicado coordinar a países de todo el mundo, con agendas y niveles de desarrollo desiguales, para establecer una agenda común que permita hacer frente, de forma eficaz, esta crisis.
En “El ministerio del futuro”, Kim Stanley Robinson propone poner a la tecnología Blockchain a ayudar en este tema.
Su propuesta es distinta e interesante, y se basa en la creación de una criptomoneda, una especie de carbon coin, cuyo valor correspondería a la cantidad de dióxido de carbono no emitido o capturado y almacenado en el suelo.
La idea es simple: “todo el mundo en la tierra podría ser pagado por hacer el bien a nuestro planeta”.
Parte de su teoría se fundamenta en técnicas que se han desarrollado en los últimos años que permiten capturar dióxido de carbono (proceso que se denomina secuestro de carbono) y enterrarlo en el suelo durante cientos de años.
Este tipo de técnicas están en continuo avance, y de hecho en 2020 investigadores del CSIC en Barcelona junto con la Universidad Técnica de Freiberg, propusieron un método para almacenar el CO2 en el subsuelo de forma viable y segura.
Su planteamiento se basa en inyectar el CO2 en pozos donde la temperatura supera los 374º y la presión supera las 218 atmósferas, de esta forma la densidad del CO2 es mayor que la del agua, hundiéndose en lugar de escaparse.
Estas condiciones son bastante específicas, y por lo general las encontramos a profundidades superiores a los 13 kilómetros de profundidad. Algo que escapa a nuestras capacidades técnicas.
Ahora bien, en zonas volcánicas estas condiciones se encuentran en capas superiores, entre 3 y 5 kilómetros desde la superficie.
Países como España (particularmente Islas Canarias), Italia o Turquía, que presentan zonas volcánicas, tienen gran potencial para desarrollar esta tecnología.
Quizás lo que falten sean incentivos, pero si la idea de Robinson se pusiera en práctica, quizás permitiera a estas zonas tener un nuevo modelo económico de desarrollo basado en tecnología y capacidades de enterrar el CO2 en estas zonas volcánicas.
Tampoco es la primera vez que Kim Stanley Robinson se mete a analizar el cambio climático, aunque seguramente si sea la vez más cercana a la ciencia y la tecnología y menos a la ficción.
En su anterior libro, “Nueva York 2140”, ya exploraba un futuro distópico donde el agua había sumergido la ciudad de Nueva York y la vida en esa ciudad se había adaptado para no parar su frenético ritmo pero viviendo entre canales en lugar de calles y convirtiendo a cada rascacielos en una isla
Y su maravillosa trilogía marciana, compuesta por Marte rojo, verde y azul, ya exploraba en los 90 la posibilidad de terraformar marte generando un cambio climático en el planeta de forma que se convirtiera en una nueva tierra.
De hecho, fue en esta trilogía marciana donde Elon Musk sacó su idea de tirar bombas nucleares en marte para comenzar su proceso de terraformación, algo sobre lo que ha twitteado y hablado en numerosas ocasiones como posible parte de su plan de colonización del planeta.
Y es que la ficción se adelanta a la realidad, aunque muchas veces se queda corta.
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REFERENCIAS
“El gran informe científico sobre cambio climático responsabiliza a la humanidad del aumento de fenómenos extremos” https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-08-09/el-gran-informe-cientifico-sobre-cambio-climatico-responsabiliza-a-la-humanidad-del-calentamiento-y-el-aumento-de-fenomenos-extremos.html
“Barcelona lanza un SOS para frenar la pérdida de arena de sus playas” https://elpais.com/espana/catalunya/2020-11-30/barcelona-pide-al-ministerio-arena-para-salvar-sus-playas.html
“Sinking CO2 in Supercritical Reservoirs” https://doi.org/10.1029/2020GL090456
“LAND PROJECTED TO BE BELOW ANNUAL FLOOD LEVEL IN 2050” https://coastal.climatecentral.org/map/12/2.2279/41.3598/?theme=sea_level_rise&map_type=coastal_dem_comparison&basemap=roadmap&contiguous=true&elevation_model=best_available&forecast_year=2050&pathway=rcp45&percentile=p50&return_level=return_level_1&rl_model=gtsr&slr_model=kopp_2014
“Making the Fed’s Money Printer Go Brrrr for the Planet” https://www.bloomberg.com/news/features/2020-04-22/kim-stanley-robinson-let-the-fed-print-money-for-the-planet
“Here’s the stupid reason Elon Musk wants to nuke Mars” https://thenextweb.com/news/heres-the-stupid-reason-elon-musk-wants-to-nuke-mars
“El Ministerio del Futuro” https://amzn.to/3uUlC4Z